En agosto de este año fue invitada a participar en las Jornadas de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Argentina, para presentar una ponencia en la mesa de debate sobre «Cultura y Ciudad». La ponencia estaba basada en mi tesina desarrollada durante el Máster de Sociología de la Universidad de Barcelona, que tiene como tema: «Azoteas de Edificios Privados en Barcelona: un espacio para la cultura, la creatividad y la innovación social».
Como todos sabemos, desde las Olimpiadas en 1992, la marca Barcelona se ha proyectado a nivel global, convirtiendo a la ciudad en un referente de políticas culturales en España y en el mundo. Además de los eventos masivos, se desarrollan muchas actividades y eventos culturales locales, especialmente en primavera y verano. Sin embargo, existen centenares de azoteas privadas que están cerradas y sin uso. En general, son azoteas comunitarias en fincas de viviendas. Un espacio privilegiado que podría utilizarse por todos los que viven y/o trabajan en el edificio. Según la “Mesura de Govern per a impulsar Terrats Vius i Coberts Verdes a Barcelona Consell”, que tiene como objetivo principal activar las azoteas de la ciudad, considerándolas como un espacio de uso colectivo, el 67% de las cubiertas en Barcelona son azoteas, es decir, cubiertas planas y generalmente accesibles.
En algunas azoteas comunitarias de edificios de viviendas se realizan conciertos y eventos culturales, pero son muy pocas. La mayoría de ellas todavía están sin uso y son un lugar donde se acumulan trastos y aparatos. Las llaves de estas azoteas, en general, las tiene el presidente de la escalera y hay muchas personas que ni siquiera han subido a la azotea del edificio donde viven. Es casi un tema prohibido al momento de hablar, supone un problema, cuando debería ser todo el contrario. Muchas veces subirse a la azotea para pasar un rato significa hacerlo en la clandestinidad y arriesgándose a recibir la censura de los otros vecinos.
De esta manera, los eventos surgen como una alternativa para reactivar el uso de las azoteas. Una alternativa que tiene como reto sobrepasar la frontera que imponen las normativas y la falta de comunicación entre los vecinos a través de la cultura. En este sentido, han surgido algunas propuestas de eventos para sacar las azoteas a la luz y abrirlas al público, para que todos puedan disfrutar de su espacio, así como el entorno histórico, cultural y las vistas panorámicas de la ciudad.
Además del Nits d’Estiu La Pedrera, que fue uno de los pioneros, en los últimos años han surgido algunas asociaciones culturales y colectivos que realizan eventos culturales en azoteas de fincas de viviendas, entre ellas: Terrats en Cultura, Upstairs BCN, Encajes Urbanos, Music al Terrat y Upperground Barcelona. Es así como empieza a despertar el deseo de recuperar las azoteas en la ciudad, de alejarse de todo por un momento, de entender y saber usar este espacio colectivo y local, al aire libre, tan visible e invisible a la vez, como explica Manuel Delgado:
«Ni dentro, ni fuera. Ni completamente expuestos, ni completamente cubiertos. Ni públicos ni privados. Las azoteas reúnen todas las características básicas de los espacios fronterizos, que participan de los universos – dentro/fuera, público/privado, naturaleza/ciudad… – que al mismo tiempo unen y separan.»
Y para que este post no termine aquí, os invito a leer la ponencia que ha sido publicada en la página web de la UBA y a conocer el resultado práctico que ha surgido a partir de esta investigación: http://jornadasdesociologia2017.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/ponencia/7_353.pdf
¡Saludos a todos y espero que nos veamos pronto en una azotea de Barcelona!
Fotos: archivo Upstairs BCN, La Pedrera Nits d’Estiu y Vanessa Costa.
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